Un Ajustador del Pensamiento Habla—317—6 de Junio, 2004.

Querido mío, los misterios de la vida solamente se aclaran y se entienden por medio de la experiencia. Las cosas espirituales necesitan sentirse antes de ser entendidas. Por eso es que la verdad es tan amplia, y la razón por la cual un mortal nunca puede decir ‘Yo sé la verdad’, o ‘yo tengo la verdad’ porque todo es parte de la verdad. Tu puedes decir solamente, ‘yo conozco una verdad’, pero nunca toda la verdad.

El único que sabe todas las cosas y sabe el final desde el principio es el Alfa y el Omega, el gran Mismo Dios Creador, en Quien todas las cosas existen y prosperan. Es la Divinidad dentro de ti mismo, Yo, Quien te seduce a alcanzar más alto y más alto para que llegues a entender más la verdad, porque la verdad siempre se esta expandiendo al igual que el universo siempre continúa expandiéndose.

La creación es el deleite del Dios Creador, el patio de juego en el cual Él permite a Sus creados y evolucionados hijos, la alegría de aprender por medio de la experiencia ya que en ella está el verdadero conocimiento, "camina sobre lo que dices," porque el conocimiento obtenido de los libros viene a hacer como nada si no es practicado.

El cerebro humano es como una máquina de clasificar. Separa aquello que es útil y lo que no es. Es muy exigente, ya que el cuerpo, el corazón/mente y alma; todos necesitan del alimento para nutrirse. Ya veo que esto es un nuevo concepto en el que tienes que meditar.

Si, de hecho, un cuerpo sobre alimentado y sobre rellenado no indica que el corazón/mente y alma están nutridas y alimentadas. Normalmente, pero todavía no siempre lo opuesto es la verdad. La gente come para satisfacer un hambre interno y cede ante un escondido deseo, y es por eso que ellos se quedan abajo cerca del suelo a ‘pastar’ como los animales.

Entonces están aquellos quienes se adaptan ellos mismos y alcanzan más alto para agarrar la comida que más los satisface a ellos, y alimentan y nutren sus corazones/mentes y almas por el resto de sus vidas.

Aliméntate de esta verdad y date cuenta de cuál naturaleza es de la que tú te estás alimentando—de la baja o de la alta, de la humana o de la Divina. No desatiendas a uno por nutrir al otro. Ambos, armonía y equilibrio se necesitan para todas las cosas.